viernes, 10 de octubre de 2014

La mirada reflexiva, legendaria y dual en la poética actoral de Mario Moreno (Cantinflas), ante la sociedad

La mirada reflexiva, legendaria y dual en la poética actoral de Mario Moreno (Cantinflas), ante la sociedad

Magdalena Cabassi


Este trabajo se enmarca en un proyecto centrado en el estudio de la mirada del Actor Popular a través de la significación social que representa. Partimos de la mirada del Actor Popular Mario Moreno, mejor conocido como Cantinflas, para el análisis de su trabajo actoral, referido a la aceptación que genera en las masas populares.
Nuestro propósito es analizar la forma en la cual a través de la Cultura, el actor llega al público, dejando un mensaje con intencionalidad transformadora y revolucionaria. Utilizamos la “mirada” como eje de análisis, partiendo de los estudios realizados por Noé Jitrik (2012) referidos a la importancia de la mirada en el actor, por Pellettieri (1994) especialmente la idea de mecanismos de actuación popular, incorporando el análisis de los trabajos fílmicos en “¡Así es mi tierra!”, “Ahí está el detalle” y “Su Excelencia”, y entrevistas personales donde cuenta sobre sus experiencias de vida.
Entendemos la mirada como una de las expresiones más importantes del Actor para transmitir al público, para comunicar sensaciones e ideas, como una ventana que muestra el alma, intervenida inevitablemente por las experiencias de vida de la persona. Una mirada que habla por sí misma, y que siendo una sola, genera varias sensaciones al mismo tiempo. Queremos aclarar en este punto, que se analizará la mirada, en dos aspectos, por un lado, la mirada como uno de los sentidos del ser humano, natural, como parte del gesto, y por otro lado, la mirada, como visión del Actor/ Personaje ante el mundo que lo rodea. Para Noé Jitrik, “La mirada es una puesta en escena de los sentidos. La mirada es, también, un vehículo del reconocimiento que se va construyendo en el tiempo. (…) El reconocimiento sería la culminación de la mirada como también de los que miran, ese público que se reconoce en aquello que está reconociendo.”[1] Tanto para él, para el actor como para el reconocimiento del público ante el mismo, es sumamente importante la mirada, el sentirse identificado con tal o cual personaje, dándole valor a la mirada del actor y del espectador, qué siente, qué le llega al ser que observa. Creemos que todo artista necesita de un espectador que contemple su arte, que mire y observe, y que a su vez pueda transmitirle sus ideales, sus pensamientos, pero por sobre todo, sensaciones, que no quede en un mero reconocimiento del arte observado. Vemos al artista como un posible canal de transmisión de valores e ideales ante la vida de quien contempla.
Partiendo de este concepto pretendemos, en primer lugar, estudiar la mirada del actor Mario Moreno, en relación con la mirada de sus personajes. Queremos aclarar, que para ello, es importante comenzar a analizar la experiencia de vida del actor, para luego llegar al análisis formal de la mirada como un puente entre el actor y su público. Mario Moreno, proviene de una familia humilde, donde como él dice “No faltaba nada pero tampoco sobraba nada”. En una entrevista cuenta: “Vengo de una familia muy humilde, entonces sé las necesidades del pueblo, conozco al pueblo y soy pueblo.”[2] La mayoría de sus personajes realizados en las alrededor de cincuenta películas en las que actuó, pertenecen a parte de su experiencia, de su vida, como por ejemplo en cuanto al boxeo, torero, entre otros. A su vez, consideraba que cualquier actor debe ser un observador nato de su realidad, mirar a su alrededor y en base a ello, expresarlo mediante el arte. Mario Moreno dijo: “todo lo que yo he hecho ha sido observación y ha sido extraído del pueblo mismo, porque yo, en cualquier condición que esté, soy pobre, y lo seré toda la vida.”[3] Notamos en su personaje más famoso, Cantinflas, la mirada que él realizó basándose en los habitantes de barrios humildes de México, incluyéndose a él mismo dentro de ese sector, siendo él mismo con otro nombre.
Observamos que no es casual, teniendo en cuenta el origen del actor, la llegada con el público, la identificación con él, sobre todo las clases populares, que rápidamente se sintieron representadas en este personaje, y que en muchos casos lo siguieron como ejemplo, por mostrarse como un ser sin fronteras, optimista, sensible, que a pesar de su condición en sus comienzos supo llegar a donde él quería. Pero no podemos dejar de lado, la parte de protesta ante las clases altas, los ricos, los poderosos, la policía e inclusive el gobierno, que realiza en sus personajes, y con esto, volvemos al concepto de la mirada. Notamos en sus Films una dualidad en su mirada, que se mantiene entre la relajación y la tensión basada en sus orígenes marginales, que aparece como un hombre comprador, carismático, comprensivo y que a su vez se lo ve desafiante. Un hombre, que nunca está completamente en paz, que no borra su pasado, un hombre que no es ajeno a las necesidades del pueblo, sino que lo mantiene latente y lo utiliza adrede para dejar un mensaje. En la última entrevista televisiva que le realizaron antes de su fallecimiento en 1993, dice: “Tantos problemas, y tanta injusticia que hay en el mundo. ¿Cómo puede usted ser feliz viendo a los niños que se mueren de hambre, (…) cómo usted puede ser feliz con tanta cosa injusta en este mundo?”. En su mirada encontramos este hombre sensible, que a pesar del tiempo, de su éxito en su carrera, no olvida, y que aún llora ante las impotencias que suceden en este mundo.
Esto puede verse desde el inicio de sus películas, como por ejemplo, en su primer protagónico en “¡Así es mi tierra!”, una película mexicana filmada en 1937 bajo la dirección de Arcady Boytler. En la misma, se presenta como un personaje astuto, metido en todo momento, que aprovecha las situaciones, un hombre sin poder pero que lucha por lo que quiere. Podemos ver que aún no están completamente desarrolladas las técnicas que luego lo harán a Cantinflas uno de los mejores actores populares del mundo. Dichas técnicas, estudiadas por Pellettieri[4], aparecen a lo largo de la carrera de este actor, la más destacada en Mario Moreno/ Cantinflas, ha sido el camelo, con su manera ininteligible de hablar, cometiendo errores de pronunciación. Tan desarrollado y expresivo resultó dicha técnica en Cantinflas, que la misma Academia Española, agregó en el diccionario el verbo cantinflear. También existen otros procedimientos que caracterizan a los actores populares, y sobre todo a nuestro querido Cantinflas, que no podemos dejar de lado, como por ejemplo, la mueca, siendo ésta, la base del efecto melodramático, la maquieta, como un procedimiento dominante de la interpretación caricaturesca, una forma de andar poco común, llamativa, que hace al actor popular destacarse del resto. A su vez, como explica Pellettieri, hay procedimientos secundarios tales como la acción simultánea, o mejor conocido como “robar escena”, el aparte, donde el actor habla consigo mismo, o con el público como si estuviese solo, el retruécano, funcionando como una respuesta rápida hacia otro, el doble diálogo, donde el actor habla con el “partener” y a su vez mira al público, con gestos de burla, negando lo que la palabra está afirmando. Éstos son algunos de los procedimientos técnicos del actor popular, y la mayoría de ellos aparecen en nuestro actor estudiado.
Como hablábamos anteriormente, en cuanto a la película “¡Así es mi tierra!”, encontramos a un Cantinflas, o llamado en la película “El tejón”, aún tímido, un tanto retraído en sus escenas pero donde comienzan a aparecer delicadamente sus técnicas, que luego lo llevarán al estrellato. Desde este film, podemos observar en su mirada, el deseo de progreso, de crecimiento, y a su vez una mirada que mira de costado muchas veces, una mirada que no confía plenamente y tiene bien en claro quién es y qué quiere en su vida a pesar de su juventud.
Sin embargo avanzaremos un poco en el análisis para llegar a otro de sus destacados films, en esta ocasión estudiaremos a la película “Ahí está el detalle”  realizada tres años después, en 1940. Nuevos mensajes aparecen, nuevas formas de actuación, vemos a un Cantinflas mucho más suelto con su cuerpo, más desvergonzado. En esta película se tocan temas como el hambre, la ignorancia, el trabajo, la diferencia entre los pobres y los ricos, temas de los que hablaba el señor Mario Moreno en su vida, en los que basaba sus películas al ver a su pueblo, observando a su gente, y viéndose a sí mismo, para intentar dejar un mensaje de vida y de protesta ante las injusticias. A nuestro parecer, dicho film fue el más destacado de la historia de Cantinflas, él, ya aparece como un actor consagrado, resaltando del resto, donde aprovecha este medio tan masivo como el cine, para que a pantalla grande, la gente se sienta representada, el pueblo, su gente. Basta tan sólo una mirada para que uno se sienta atraído hacia él, y al escucharlo hablar, con su forma tan particular, es inevitable que aparezca la risa. Pero, por otro lado, aparece en él, tristeza, una melancolía oculta, una mirada profunda, que nos lleva a pensar si realmente está diciendo todo lo que quiere decir, y si tal vez, esta forma propia de hablar sin sentido, nos quiere decir más de lo que está diciendo, una mirada sobre la ignorancia del pueblo, por ejemplo, o una mirada de resentimiento de clase, hacia adentro, introspectiva, marginal, de protesta, la misma mirada que llevan los más humildes. Lo que se quiere decir y no se puede, lo que uno quiere ser y no puede.
Tal vez sea por esto, el rechazo de las elites hacia él, y el cariño de las clases populares, con quienes se genera una relación cómplice, apareciendo Cantinflas como el portavoz de los desprotegidos, generando autenticidad. Vemos en sus películas que Cantinflas nunca aparece totalmente dominado, aprovechando sus recursos para salirse con las suyas, con su mirada en la que uno no se puede fiar, ya que no se sabe qué es capaz de hacer.
            Pero no nos detendremos aún, agregaremos una película más a nuestro análisis, en este caso analizaremos “Su excelencia”, realizada en el año 1966 y dirigida por Miguel Delgado. Una película por demás revolucionaria para la época, de protesta, donde por fin, Mario Moreno, dice directamente lo que quiere decir. Aparece una fuerte crítica a los gobernantes del mundo, desde el inicio, se ve la provocación hacia el embajador, el general, el almirante, el ministro, entre otros. Esta vez, aparece Mario Moreno cambiado, no por representar otro personaje, menos por representar otra clase social, sino por sus formas. Encontramos a un personaje seguro, decidido, desafiante, que sabe lo que va a decir, que no le teme a nadie. En él, vemos una mirada segura, impregnante, fija a los ojos de quienes les habla, una mirada altanera, que no se pone por debajo de las autoridades, sino a la par, una mirada real, que transmite directamente sus ideales y sus sentimientos. Desde el comienzo de la película encontramos la burla hacia las autoridades, muchas veces en acciones simples y cotidianas, como al ir a una oficina y esperar largo rato mientras “la autoridad” se toma su tiempo para atender a quien lo espera. Esta cotidianeidad que se vive comúnmente, y que en la película aparece de forma caricaturizada, es de gran agrado para el pueblo, debido a que se siente identificado directamente con esos personajes que esperan. Sin embargo, nuestro personaje analizado, más allá de su nuevo vestuario refinado, y otro tipo de desempeño en la vida, sigue siendo el mismo hombre de pueblo que comentábamos anteriormente. Esto lo podemos ver en escenas como por ejemplo cuando se encuentran todos reunidos en la mesa, a la hora de comer, su comportamiento, no es el de un ser refinado, de clase, como el de las demás autoridades. A su vez, vale destacar el trabajo de los demás actores, los representantes de los gobiernos, tomados caricaturizadamente, aparecen como “locos”, realizando un buen trabajo, vemos en ellos sus miradas desorbitadas, ansiosas de poder. Pero lo más sorprendente de dicha película, se encuentra en su final, con el discurso realizado por Mario Moreno como el Representante de la República de los Cocos, momento en el cual tiene la posibilidad de dejar su mensaje ante las autoridades del mundo. En el mismo llegando al final, dice: “Consecuentemente no les he hablado a ustedes como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo de legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia. Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos, ricos y pobres pudiésemos vivir como hermanos.”[5] Creemos que este discurso ha llegado a todos los pueblos de todo el mundo. La actuación de Mario Moreno es admirable, y como apuntábamos anteriormente en cuanto a la mirada, esta vez, se modifica, es en este momento, donde el actor habla desde lo más profundo de su ser, donde Actor/ Personaje se unifican, encontramos a través de la mirada el deseo interior de paz e igualdad, una mirada que logra hacernos sentir parte, que nos llega como espectadores, que sufre con el pueblo.
            Hemos presentado hasta aquí, un estudio sobre la mirada de Mario Moreno/Cantinflas y su llegada con el público. Nuestra finalidad es concretar un estudio sobre la mirada del Actor Popular en Latinoamérica en relación con los aspectos sociales que lo rodean.







[1] Jitrik, Noé – “La mirada”, en “Las artes que atraviesan el teatro” – Marcos Rosenzvaig -  Buenos Aires – 2012 – Editorial Capital Intelectual – P. 113
[2] Entrevista realizada por Zabludovsky a Cantinflas (1967) -http://www.youtube.com/watch?v=1fcDTVzjNwI – Consultado el 23/06/2014.
[3] Entrevista realizada por Zabludovsky a Cantinflas (1967) -http://www.youtube.com/watch?v=1fcDTVzjNwI – Consultado el 23/06/2014.
[4] Pellettieri, Osvaldo – De Totó a Sandrini. Del cómico italiano al “actor nacional” – Argentina – Buenos Aires – Galerna.
[5] Delgado Miguel – “Su excelencia” – México - 1966

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