Magdalena Cabassi
La presencia de lo religioso y lo profano en los diferentes espacios a partir del siglo XIII y durante el Siglo de Oro Español
Desde hace siglos se puede demostrar que
lo profano ha tenido una fuerte influencia en lo religioso. Logró entrometerse
en la religión por medio de imágenes, ideas, obras de arte, entre otros.
El siglo XIII en España fue muy complejo, se estaba dando la reconquista
del territorio español, y existía una notable desconexión entre España y el
resto de Europa. Para esta época, el saber sólo se concentraba en los
monasterios, hasta aproximadamente el
nacimiento de las ciudades que fueron provocando la incorporación del hombre de
ciudad a la cultura. Ante la creciente oleada de modernismo, vinculada a la
expansión de las sectas protestantes, España luchó contra ellas en toda Europa
y, al mismo tiempo, se encasilló en sí mismo, aislándose del contacto
extranjero. Al haber realizado la reconquista el paso siguiente fue nuevamente
conectarse con el resto de Europa, y así sucedió.
El clérigo que tenía el poder del saber, decide mediante la literatura,
que los ciudadanos debían aprender los acontecimientos religiosos por sobre
todas las cosas, basándose en el libro sagrado, la Biblia. La vida de los ciudadanos
se iba modificando permanentemente a medida que crecían las ciudades. Se puede
ver que para estos años, todavía la fuerza mayor la tenía la Iglesia y era el clérigo
quien tomaba las decisiones de qué se hacía y qué no, y de cómo educar a los
ciudadanos. Sin embargo, con el crecimiento de la población, se comienza a
generar el deseo de independizar los estudios de las influencias eclesiásticas.
Tomando una fecha específica, como “El Siglo de Oro Español” S. XVI con
el Renacimiento y S. XVII con el Barroco, se encuentran en diferentes aspectos
de la vida, la relación entre estas dos caras que muestran mundos distintos y a
su vez están relacionados. Esta época comienza con la nación de España Unida,
en el año 1492, luego de haber expulsado a los descendientes de los moros por
haberlos invadido siglos antes. Con esta nueva unidad tanto los campesinos como
los habitantes de las ciudades, obtuvieron la abolición de la condición de
siervos, y se establecieron legislaturas locales y estatales que fueron
llamadas municipios y cortes.
Además
se crea un teatro popular donde las obras y los autores pasan a ser mas
importantes que el arte de la representación. En cuanto a las modalidades del
teatro, durante la Edad Media
era completamente religioso, pero no tuvo que pasar mucho tiempo para que
cambie al introducirse temas profanos. El publico influía en gran cantidad en
las obras teatrales, se encontraban deseosos de ver comedias, aventuras, dramas
poéticos, de intrigas, románticas, pedían que haya un teatro con vida. La
iglesia vivía con un gran disgusto por la adoración humanista del mundo pagano.
Fueron
llamados “Autos” a las primeras obras religiosas y seculares. Con respecto a
los dramas sacros, podrían haber sido aparentemente, reconstrucciones de
relatos bíblicos o de la vida de los santos. Los autores de las obras, trataban
dichos temas de modo alegórico, al reemplazar las figuras de la Biblia por las de hombres
de la época.
Las
festividades religiosas estaban motivadas por diferentes circunstancias donde
adoptaban una gran diversidad de formas. Las procesiones ocupaban el lugar
principal entre las festividades religiosas. El día en que se realizaban, los
ciudadanos utilizaban sus mejores vestimentas, para acompañar los pasos de la
gente con cantos litúrgicos y danzas religiosas. En el final de la procesión,
algunas ciudades tenían representaciones teatrales de los autos sacramentales.
Los funerales de los reyes, de la familia real, de la gente de la iglesia y de
los grandes dignatarios del Estado, también tenían carácter de festividades litúrgicas.
Pero a su vez, se encontraban las diversiones profanas, las cuales muchas de
ellas estaban vinculadas a la vida de la dinastía reinante, como por ejemplo,
las visitas del soberano, los bautizos, las bodas, entre otros. Las corridas de
toros y las representaciones teatrales ocupaban el primer puesto en las
diversiones públicas del Siglo de Oro. A su vez, era muy del agrado popular, el
juego de cañas en el que peleaban entre sí diversas cuadrillas a caballo, o el
anillo colgante, o la gallina ciega en donde podía haber dos ciegos o dos con
los ojos vendados que luchaban con palos entre ellos, o también, otro de los
juegos era darle muerte a un cerdo a garrotazos.
Como
se puede ver, lo profano aparece en el carácter público de la sociedad, y
muestra juegos salvajes. Es evidente que las clases sociales influían en cuanta
cercanía tenia uno de lo religioso o de lo profano. Se puede demostrar dicha teoría
desde un punto específico como la postura de la mujer en la sociedad.
En
el caso de la mujer española de la nobleza o de la burguesía, durante los
siglos XVI y XVII, se encuentra con la tarea de pasar varias horas del día
dedicada al servicio de Dios y de la familia. Sus actividades eran rezar sus
oraciones, cumplir con los quehaceres domésticos y se entretenían con charlas y
comadreo con las vecinas. De las festividades publicas y exhibiciones, le
estaban permitidas las procesiones y festividades religiosas, las corridas de
toros y muy pocas veces las representaciones teatrales, particularmente les permitían
ver las sagradas. Y en oposición a esta modalidad de vida, se encuentran las
mujeres que viven de un libertinaje desenfrenado, donde no respetan las reglas
de las mujeres de la nobleza o burguesía, y participan de todas las
festividades públicas. Algunos de los nombres con que se las pueden catalogar son, las busconas, las alcahuetas, entre
otros. Más allá de la presencia de lo profano, durante el Siglo XVI, el denominador
común en la sociedad fue el religioso que se tradujo en importantes inquietudes
espirituales en nobles y plebeyos. Con el despliegue político-cultural hispánico,
la mentalidad del clero español comienza a confundirse, por darse el nacimiento
del mundo moderno y tener que adaptarse al mismo. La crisis religiosa del Siglo
XVI fue decisiva en la mentalidad de los pueblos europeos. España fue el poder
más fuerte que rechazó la creciente influencia del clero en la vida de todo el país,
cuanto que éste convirtiera casi en únicas sus preocupaciones de índole
religiosa.
En
el Siglo de Oro Español podemos encontrar escenas de adulterio y lascivas
dentro de la iglesia, mostrando una fuerte presencia de lo profano dentro de la
casa sagrada.
La
procesión fue lo que logró llevar a los actores a la casa de Dios. Después de la plegaria se daba
la representación con un prólogo que su objetivo era elogiar la función misma.
Al finalizar esto, se daba una farsa breve. En los entreactos de las obras
seculares se presentaban interludios de comedia, entremeses, baile y canto, lo
que hizo que se interrumpiera por momentos, los episodios sagrados de los autos
sacramentales, ya que, como fue nombrado anteriormente, presentaban escenas no
aptas para estar dentro de las iglesias. En consecuencia, el clero trató de
impedirlo. Sin embargo, las obscenidades persistían, hasta la presencia de
Carlos III que en 1765 prohibió la presentación de los autos sacramentales.
En
las compañías españolas tanto las mujeres como los niños aparecían en los rústicos
escenarios provinciales. Los escritores españoles parecían estar dotados para
el dialogo. Aparecía como inevitable presentar el drama en forma hablada en
todo España. Los autores de este país en su mayoría, tuvieron vidas aventureras
y dichas historias eran las que transcribían a la escena. Los mas destacados
fueron, Cervantes, Lope de Vega, (el gran inventor y precursor del drama
español en “El Siglo de Oro Español”, dio forma final a la comedia y
distinción, ofreciendo asuntos novedoso), Calderón de la Barca y Lope de Rueda (primer
dramaturgo que escribió para la escena popular).
El
drama adquiría gran importancia mientras que España se hundía. Se encontraba
padeciendo la pobreza y los precios elevados en la tierra pero las artes fueron
creciendo cada vez más. Lo que logró que este Siglo de Oro perdure fue la
patria, el arte, y la literatura.
En estos siglos se puede ver cómo la crisis espiritual acentuó el
relajamiento en todos los estratos sociales,
y la profunda religiosidad sólo una minoría la entendió paralela a las auténticas
virtudes cristianas. Vemos cómo a su vez los textos nos demuestran estos
ideales mezclados: “Los textos coetáneos demuestran que en la Semana Santa y el Corpus, si
daban motivo a sinceras efusiones de piedad para las almas recogidas y devotas
–que eran seguramente muchas de la época- servían también de ocasión (…) para aquella singular
amalgama de ascetismo y sensualidad, de penitentes y goces (…) constituyendo,
en conjunto, muchas veces, más bien feria de vanidades, exhibicionismo teatral
y piedra de escándalo, que recatado ejercicio de puras virtudes cristianas”*
Se torna muy interesante tratar sobre estos temas debido a que hoy en
día continúan las disyuntivas entre la religión, ya sea cristiana u otra, y la
gente no creyente. Cada uno tiene sus propios ideales, pero más allá de ello,
es sorprendente cómo, al investigar uno descubre la fusión entre dos ramas muy
opuestas. Vale destacar que el arte siempre estuvo en el medio de ellas, y por
dicha razón ciertas personas lo consideran de mala manera. Sin embargo habría
que valorizarla por haber resistido a cambios tan drásticos durante la
historia.
Las diferencias ideológicas entre lo religioso y lo profano, existieron,
existen y probablemente existirán.
Bibliografía:
- “La escena viviente”.Cap.V. “El siglo
de oro de España”. K. Macgowan – W.Melnitz.
- “Historia de España y América social y
económica”. Editorial vicens- vives. Volumen III. Año 1957. España.
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