viernes, 10 de octubre de 2014

La presencia de lo religioso y lo profano en los diferentes espacios a partir del siglo XIII y durante el Siglo de Oro Español

Magdalena Cabassi

La presencia de lo religioso y lo profano en los diferentes espacios a partir del siglo XIII y durante el Siglo de Oro Español

Desde hace siglos se puede demostrar que lo profano ha tenido una fuerte influencia en lo religioso. Logró entrometerse en la religión por medio de imágenes, ideas, obras de arte, entre otros.
       El siglo XIII en España fue muy complejo, se estaba dando la reconquista del territorio español, y existía una notable desconexión entre España y el resto de Europa. Para esta época, el saber sólo se concentraba en los monasterios, hasta aproximadamente  el nacimiento de las ciudades que fueron provocando la incorporación del hombre de ciudad a la cultura. Ante la creciente oleada de modernismo, vinculada a la expansión de las sectas protestantes, España luchó contra ellas en toda Europa y, al mismo tiempo, se encasilló en sí mismo, aislándose del contacto extranjero. Al haber realizado la reconquista el paso siguiente fue nuevamente conectarse con el resto de Europa, y así sucedió.
       El clérigo que tenía el poder del saber, decide mediante la literatura, que los ciudadanos debían aprender los acontecimientos religiosos por sobre todas las cosas, basándose en el libro sagrado, la Biblia. La vida de los ciudadanos se iba modificando permanentemente a medida que crecían las ciudades. Se puede ver que para estos años, todavía la fuerza mayor la tenía la Iglesia y era el clérigo quien tomaba las decisiones de qué se hacía y qué no, y de cómo educar a los ciudadanos. Sin embargo, con el crecimiento de la población, se comienza a generar el deseo de independizar los estudios de las influencias eclesiásticas.
         Tomando una fecha específica, como “El Siglo de Oro Español” S. XVI con el Renacimiento y S. XVII con el Barroco, se encuentran en diferentes aspectos de la vida, la relación entre estas dos caras que muestran mundos distintos y a su vez están relacionados. Esta época comienza con la nación de España Unida, en el año 1492, luego de haber expulsado a los descendientes de los moros por haberlos invadido siglos antes. Con esta nueva unidad tanto los campesinos como los habitantes de las ciudades, obtuvieron la abolición de la condición de siervos, y se establecieron legislaturas locales y estatales que fueron llamadas municipios y cortes.
            Además se crea un teatro popular donde las obras y los autores pasan a ser mas importantes que el arte de la representación. En cuanto a las modalidades del teatro, durante la Edad Media era completamente religioso, pero no tuvo que pasar mucho tiempo para que cambie al introducirse temas profanos. El publico influía en gran cantidad en las obras teatrales, se encontraban deseosos de ver comedias, aventuras, dramas poéticos, de intrigas, románticas, pedían que haya un teatro con vida. La iglesia vivía con un gran disgusto por la adoración humanista del mundo pagano.
            Fueron llamados “Autos” a las primeras obras religiosas y seculares. Con respecto a los dramas sacros, podrían haber sido aparentemente, reconstrucciones de relatos bíblicos o de la vida de los santos. Los autores de las obras, trataban dichos temas de modo alegórico, al reemplazar las figuras de la Biblia por las de hombres de la época.
            Las festividades religiosas estaban motivadas por diferentes circunstancias donde adoptaban una gran diversidad de formas. Las procesiones ocupaban el lugar principal entre las festividades religiosas. El día en que se realizaban, los ciudadanos utilizaban sus mejores vestimentas, para acompañar los pasos de la gente con cantos litúrgicos y danzas religiosas. En el final de la procesión, algunas ciudades tenían representaciones teatrales de los autos sacramentales. Los funerales de los reyes, de la familia real, de la gente de la iglesia y de los grandes dignatarios del Estado, también tenían carácter de festividades litúrgicas. Pero a su vez, se encontraban las diversiones profanas, las cuales muchas de ellas estaban vinculadas a la vida de la dinastía reinante, como por ejemplo, las visitas del soberano, los bautizos, las bodas, entre otros. Las corridas de toros y las representaciones teatrales ocupaban el primer puesto en las diversiones públicas del Siglo de Oro. A su vez, era muy del agrado popular, el juego de cañas en el que peleaban entre sí diversas cuadrillas a caballo, o el anillo colgante, o la gallina ciega en donde podía haber dos ciegos o dos con los ojos vendados que luchaban con palos entre ellos, o también, otro de los juegos era darle muerte a un cerdo a garrotazos.
            Como se puede ver, lo profano aparece en el carácter público de la sociedad, y muestra juegos salvajes. Es evidente que las clases sociales influían en cuanta cercanía tenia uno de lo religioso o de lo profano. Se puede demostrar dicha teoría desde un punto específico como la postura de la mujer en la sociedad.
            En el caso de la mujer española de la nobleza o de la burguesía, durante los siglos XVI y XVII, se encuentra con la tarea de pasar varias horas del día dedicada al servicio de Dios y de la familia. Sus actividades eran rezar sus oraciones, cumplir con los quehaceres domésticos y se entretenían con charlas y comadreo con las vecinas. De las festividades publicas y exhibiciones, le estaban permitidas las procesiones y festividades religiosas, las corridas de toros y muy pocas veces las representaciones teatrales, particularmente les permitían ver las sagradas. Y en oposición a esta modalidad de vida, se encuentran las mujeres que viven de un libertinaje desenfrenado, donde no respetan las reglas de las mujeres de la nobleza o burguesía, y participan de todas las festividades públicas. Algunos de los nombres con que se las pueden catalogar  son, las busconas, las alcahuetas, entre otros. Más allá de la presencia de lo profano, durante el Siglo XVI, el denominador común en la sociedad fue el religioso que se tradujo en importantes inquietudes espirituales en nobles y plebeyos. Con el despliegue político-cultural hispánico, la mentalidad del clero español comienza a confundirse, por darse el nacimiento del mundo moderno y tener que adaptarse al mismo. La crisis religiosa del Siglo XVI fue decisiva en la mentalidad de los pueblos europeos. España fue el poder más fuerte que rechazó la creciente influencia del clero en la vida de todo el país, cuanto que éste convirtiera casi en únicas sus preocupaciones de índole religiosa.
            En el Siglo de Oro Español podemos encontrar escenas de adulterio y lascivas dentro de la iglesia, mostrando una fuerte presencia de lo profano dentro de la casa sagrada.
            La procesión fue lo que logró llevar a los actores a  la casa de Dios. Después de la plegaria se daba la representación con un prólogo que su objetivo era elogiar la función misma. Al finalizar esto, se daba una farsa breve. En los entreactos de las obras seculares se presentaban interludios de comedia, entremeses, baile y canto, lo que hizo que se interrumpiera por momentos, los episodios sagrados de los autos sacramentales, ya que, como fue nombrado anteriormente, presentaban escenas no aptas para estar dentro de las iglesias. En consecuencia, el clero trató de impedirlo. Sin embargo, las obscenidades persistían, hasta la presencia de Carlos III que en 1765 prohibió la presentación de los autos sacramentales.
            En las compañías españolas tanto las mujeres como los niños aparecían en los rústicos escenarios provinciales. Los escritores españoles parecían estar dotados para el dialogo. Aparecía como inevitable presentar el drama en forma hablada en todo España. Los autores de este país en su mayoría, tuvieron vidas aventureras y dichas historias eran las que transcribían a la escena. Los mas destacados fueron, Cervantes, Lope de Vega, (el gran inventor y precursor del drama español en “El Siglo de Oro Español”, dio forma final a la comedia y distinción, ofreciendo asuntos novedoso), Calderón de la Barca y Lope de Rueda (primer dramaturgo que escribió para la escena popular).
            El drama adquiría gran importancia mientras que España se hundía. Se encontraba padeciendo la pobreza y los precios elevados en la tierra pero las artes fueron creciendo cada vez más. Lo que logró que este Siglo de Oro perdure fue la patria, el arte, y la literatura.
           En estos siglos se puede ver cómo la crisis espiritual acentuó el relajamiento en todos los estratos sociales,  y la profunda religiosidad sólo una minoría  la entendió paralela a las auténticas virtudes cristianas. Vemos cómo a su vez los textos nos demuestran estos ideales mezclados: “Los textos coetáneos demuestran que en la Semana Santa y el Corpus, si daban motivo a sinceras efusiones de piedad para las almas recogidas y devotas –que eran seguramente muchas de la época- servían  también de ocasión (…) para aquella singular amalgama de ascetismo y sensualidad, de penitentes y goces (…) constituyendo, en conjunto, muchas veces, más bien feria de vanidades, exhibicionismo teatral y piedra de escándalo, que recatado ejercicio de puras virtudes cristianas”*
           Se torna muy interesante tratar sobre estos temas debido a que hoy en día continúan las disyuntivas entre la religión, ya sea cristiana u otra, y la gente no creyente. Cada uno tiene sus propios ideales, pero más allá de ello, es sorprendente cómo, al investigar uno descubre la fusión entre dos ramas muy opuestas. Vale destacar que el arte siempre estuvo en el medio de ellas, y por dicha razón ciertas personas lo consideran de mala manera. Sin embargo habría que valorizarla por haber resistido a cambios tan drásticos durante la historia.
            Las diferencias ideológicas entre lo religioso y lo profano, existieron, existen y probablemente existirán.













Bibliografía:

  • “La escena viviente”.Cap.V. “El siglo de oro de España”. K. Macgowan – W.Melnitz.


  • “Historia de España y América social y económica”. Editorial vicens- vives. Volumen III. Año 1957. España.



[1]* “Historia de España y América social y económica”. Vicens bolsillo, volúmen 3. Deleito. P.303

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