En la puesta en escena de “Querido Ibsen: soy
Nora” podría haber un manejo del autor/actor hacia los personajes tomados como
marionetas
Magdalena Cabassi
En
el transcurso del análisis se tomará como eje de abordaje la puesta en escena
de “Querido Ibsen, soy Nora”[1], el
manejo del autor/actor hacia los demás personajes, como ser creador y
manipulador de la obra, generando la idea de personajes/ marionetas. En este
estudio se tendrán en cuenta ciertos elementos de la puesta en escena: la
particular corporalidad de los personajes, la relación entre los mismos, la
relación entre la puesta y la obra “Casa
de muñecas”[2]
de Ibsen, como así también el trabajo de sombras creadas como efecto visual que
acentúa la estética de la marioneta.
La elección de este análisis, obedece a que se visualiza
claramente en el accionar corporal del actor que interpreta al autor Henrik
Ibsen, un control sobre los demás personajes y sobre la obra en sí misma,
generando diferentes ritmos, climas, y estados.
Se tomará como punto de partida, la decodificación de
acciones interpretativas que realiza el personaje de Ibsen en la puesta en
escena, para luego continuar con el desarrollo de los demás ítems.
Desde el
comienzo de la obra, el actor que representa a Henrik se encuentra en una
postura diferente a los demás personajes, generando un distanciamiento hacia
ellos. En su corporalidad aparece una presencia firme, segura, él será quien
mande. Su rostro despreocupado por las situaciones que lo rodean, denota que
este personaje no se encuentra dentro de los conflictos, sino que los analiza,
los intelectualiza y los crea en el mismo momento de la representación. Existen
en su comportamiento corporal, gestos y acciones, a veces casi imperceptibles,
dirigidos hacia los demás personajes, que denotan que es él quien está
diciéndoles qué hacer y cómo hacerlo, modificando sus cuerpos, sus voces, sus
estados. El ejemplo más notorio aparece en el recurrente movimiento de las
manos de Henrik, a veces dando una indicación de continuar con la escena, o de
pausa, como también con sus chasquidos de dedos, acciones que le dan a la obra
una rítmica propia. Un detalle interesante en cuanto a la rítmica de la puesta,
aparece con el pianista en escena, quien a partir de su partitura/texto
dramático, proyecta e interpreta los pensamientos en base a la creación de
Henrik Ibsen, plasmando los diferentes estados por los que pasan los
personajes. Estos ejemplos podrían relacionarse con la imagen del director de
orquesta, aquel que a través de sus manos, dirige a los artistas, guiándolos en
lo que deben hacer, generando diferentes ritmos, creando una obra de arte.
Sin embargo,
el actor no se detiene sólo en el armado de la escena, sino también en la
corporalidad de los demás personajes como aclarábamos anteriormente. Acciones
que se pueden encontrar en la obra, como por ejemplo en el momento en que se
encuentra Nora con Torvald (su marido), Henrik está detrás de él y ambos
realizan el mismo movimiento, estirando el brazo hacia delante con la palma de
la mano abierta y levantada, generando la idea de parar a Nora. También podemos
encontrar otro ejemplo, en el momento en que se encuentran Krogstad y Cristina sentados en el sillón, es
Henrik, quien mirándolos a un costado de ellos, realiza un gesto con su mano,
llevándosela a su pecho y manteniéndola por un instante, segundos después,
Krogstad hace lo mismo sobre Cristina.
Durante el
transcurso de la obra, se puede encontrar en los personajes una corporalidad
anormal, exagerada, muchas veces generando una burla de los códigos actorales
cotidianos y llevando al extremo cada movimiento o gesto. En ciertas ocasiones,
los personajes caricaturizan e interpretan humorísticamente alguna idea del
autor en base al texto. Es Erika Fischer, autora del “Código teatral como
sistema”[3]
quien estudia el movimiento cinético, a partir del cuerpo, desde lo
lingüístico, acústico y visual. Relacionando su análisis con la corporalidad
que realizan los actores en la puesta de Lang, aparece la idea de movimientos
anormales para evitar dejar al azar lo cotidiano, extrañando la actuación, con
la función de no caer sólo en la palabra y generando una profundidad diferente.
Los actores, a partir de sus movimientos, denotan la idea de muñecos,
marionetas, seres manejados por otros, inclusive en ciertas ocasiones, esperan
a que el autor (Henrik Ibsen) les de una indicación para continuar con su
trabajo. Ellos en reiterados momentos le reclaman al autor por los sucesos que
están viviendo, sobre todo en el caso de Nora, como por ejemplo cuando dice
ciertas frases como: “Me hace vivir en el limbo y ese limbo es un infierno”
“¿Qué barbaridad me hace decir?” “Que el fin sea coherente” “Usted no se
atrevió a todo”.
Ibsen en su
obra “Casa de muñecas”, se preguntaba
sobre el vínculo social entre el hombre y la mujer, hoy a partir de la obra en
análisis, nos preguntamos cómo es el vínculo entre el autor y los personajes.
Teniendo en cuenta lo analizado hasta el momento, podría verse en el vínculo
del autor hacia los personajes una postura de ser creador, apartado, superior a
ellos. Tomando los estudios realizados por Valle Inclán, podría decirse que
Ibsen se encuentra “levantado en el aire”, donde él no se cree hecho del mismo
barro que sus muñecos. Esta noción de ser distinto se puede apreciar en la obra
hasta el final. Muchas veces, se encuentra a los costados de la escena, mirando
de reojo, otras veces de espaldas, tanto al público como a los personajes. Él
es el creador absoluto, ser superior que a partir de los acontecimientos dados,
va guiando a los personajes por el rumbo que desea. Este personaje/autor no se
mezcla emocionalmente con lo que sucede. Teniendo en cuenta estos conceptos,
los personajes funcionan como objetos simbólicos, manejados, maniobrados por el
ser creador. Marionetas que hacen y dicen lo que el autor quiere.
En la puesta
en escena de “Querido Ibsen: soy Nora” se realiza un trabajo visual con
respecto a las sombras. Los personajes se ven reflejados en las paredes, sobre
todo la del fondo, de una manera distorsionada. Cuerpos con movimientos extraños,
fragmentados, varias veces con sus brazos levantados. Las sombras aparecen como
un potenciador de la idea de marioneta, un doble discurso, una ambivalencia de
sentido, escenas paralelas entre lo que sucede con los actores y lo que sucede
con las sombras de ellos.
Edward Gordon
Craig en su escrito “La Supermarioneta contra el actor”[4]
realiza un estudio sobre el accionar de los actores, relacionándolo con una
marioneta o títere. Craig dice que tal vez los títeres vuelvan a ser el medio
de expresión fiel de los pensamientos del autor, ya que considera que el actor
no debe estar influenciado por sentimientos de debilidad. Teniendo en cuenta
este concepto y relacionándolo con la puesta de Lang, vuelve a aparecer la idea
de marioneta y de creador. Es el autor que a partir de la creación instantánea,
va manejando los hilos de la obra. Una forma de transmitir directamente lo que
el autor desea. Sin embargo, en ciertas ocasiones, los personajes se revelan
ante este dominio, intentando liberarse, sobre todo en el caso de Nora.
Concluyendo con el análisis de la puesta en
escena de “Querido Ibsen: soy Nora” con dirección de Silvio Lang, teniendo en cuenta los estudios realizados
anteriormente, existe un manejo del autor/actor hacia los personajes tomados
como marionetas. Una intensidad plástica inusual en los comportamientos de los
actores, generando la idea de poder creador ante el personaje de Henrik. Un
autor/actor que a partir de su cuerpo y sus gestos, arma a su gusto la obra,
dando permanentes indicaciones a los demás personajes. No sólo aparece como
creador por sus gestos, y por los gestos de los demás personajes, sino también
por haber escrito el texto en cuestión. A su vez, el trabajo de las sombras,
generadora de imágenes distorsionadas, fragmentadas, no reales, de cuerpos que
no son cuerpos, atribuyen a la idea de personajes/marionetas. Es Henrik Ibsen
el creador absoluto, y son los demás personajes, sus títeres, quienes a partir
de sus acciones completarán los deseos del autor.
BIOGRAFÍA
*Ibsen Henrik, Casa de
muñecas, Alemania, Editores Mexicanos Unidos, S.A., 1981.
*Craig, E. G., El arte
del teatro, Traducción de Marguerita Pavía, México, Grupo Editorial Gaceta.
1995.
*Fischer Erika, Semiótica
del teatro, “El código teatral como sistema”, Ed. Arco Libros S.A., 1999.
[1] Ficha técnico artística/ Autoría: Griselda Gambaro/ Actúan:Patricio
Aramburu, Belén Blanco, Edgardo Castro, Pablo Cecere, Ezequiel Díaz, Pochi
Ducasse, Esteban Masturini, Victoria Roland/ Vestuario: Renata Schussheim/ Escenografía:
Gonzalo Córdova/ Iluminación: Gonzalo Córdova/ Música: Pablo Cecere/
Entrenamiento corporal: Alina Folini/ Asistente de producción: María Ines
Sovanni/ Prensa: Tommy Pashkus/ Producción: Miriam Bendjuia/ Colaboración
artística: Alina Folini/ Dirección de arte: Renata Schussheim/ Dirección:
Silvio Lang/ Año 2014.
[2] Ibsen Henrik, Casa de muñecas, Alemania, Editores Mexicanos Unidos,
S.A., 1981.
[3] Fischer Erika, Semiótica del teatro, “El código teatral
como sistema”, Ed. ArcoLibros S.A., 1999.
[4] Craig, E. G., El arte del teatro, Traducción de Marguerita Pavía,
México, Grupo Editorial Gaceta. 1995.
No hay comentarios:
Publicar un comentario