viernes, 10 de octubre de 2014

“Querido Ibsen: soy Nora”

En la puesta en escena de “Querido Ibsen: soy Nora” podría haber un manejo del autor/actor hacia los personajes tomados como marionetas
Magdalena Cabassi

En el transcurso del análisis se tomará como eje de abordaje la puesta en escena de “Querido Ibsen, soy Nora[1], el manejo del autor/actor hacia los demás personajes, como ser creador y manipulador de la obra, generando la idea de personajes/ marionetas. En este estudio se tendrán en cuenta ciertos elementos de la puesta en escena: la particular corporalidad de los personajes, la relación entre los mismos, la relación entre la puesta y la obra “Casa de muñecas[2] de Ibsen, como así también el trabajo de sombras creadas como efecto visual que acentúa la estética de la marioneta.
La elección de este análisis, obedece a que se visualiza claramente en el accionar corporal del actor que interpreta al autor Henrik Ibsen, un control sobre los demás personajes y sobre la obra en sí misma, generando diferentes ritmos, climas, y estados. 
Se tomará como punto de partida, la decodificación de acciones interpretativas que realiza el personaje de Ibsen en la puesta en escena, para luego continuar con el desarrollo de los demás ítems.




Desde el comienzo de la obra, el actor que representa a Henrik se encuentra en una postura diferente a los demás personajes, generando un distanciamiento hacia ellos. En su corporalidad aparece una presencia firme, segura, él será quien mande. Su rostro despreocupado por las situaciones que lo rodean, denota que este personaje no se encuentra dentro de los conflictos, sino que los analiza, los intelectualiza y los crea en el mismo momento de la representación. Existen en su comportamiento corporal, gestos y acciones, a veces casi imperceptibles, dirigidos hacia los demás personajes, que denotan que es él quien está diciéndoles qué hacer y cómo hacerlo, modificando sus cuerpos, sus voces, sus estados. El ejemplo más notorio aparece en el recurrente movimiento de las manos de Henrik, a veces dando una indicación de continuar con la escena, o de pausa, como también con sus chasquidos de dedos, acciones que le dan a la obra una rítmica propia. Un detalle interesante en cuanto a la rítmica de la puesta, aparece con el pianista en escena, quien a partir de su partitura/texto dramático, proyecta e interpreta los pensamientos en base a la creación de Henrik Ibsen, plasmando los diferentes estados por los que pasan los personajes. Estos ejemplos podrían relacionarse con la imagen del director de orquesta, aquel que a través de sus manos, dirige a los artistas, guiándolos en lo que deben hacer, generando diferentes ritmos, creando una obra de arte.
Sin embargo, el actor no se detiene sólo en el armado de la escena, sino también en la corporalidad de los demás personajes como aclarábamos anteriormente. Acciones que se pueden encontrar en la obra, como por ejemplo en el momento en que se encuentra Nora con Torvald (su marido), Henrik está detrás de él y ambos realizan el mismo movimiento, estirando el brazo hacia delante con la palma de la mano abierta y levantada, generando la idea de parar a Nora. También podemos encontrar otro ejemplo, en el momento en que se encuentran  Krogstad y Cristina sentados en el sillón, es Henrik, quien mirándolos a un costado de ellos, realiza un gesto con su mano, llevándosela a su pecho y manteniéndola por un instante, segundos después, Krogstad hace lo mismo sobre Cristina.
Durante el transcurso de la obra, se puede encontrar en los personajes una corporalidad anormal, exagerada, muchas veces generando una burla de los códigos actorales cotidianos y llevando al extremo cada movimiento o gesto. En ciertas ocasiones, los personajes caricaturizan e interpretan humorísticamente alguna idea del autor en base al texto. Es Erika Fischer, autora del “Código teatral como sistema”[3] quien estudia el movimiento cinético, a partir del cuerpo, desde lo lingüístico, acústico y visual. Relacionando su análisis con la corporalidad que realizan los actores en la puesta de Lang, aparece la idea de movimientos anormales para evitar dejar al azar lo cotidiano, extrañando la actuación, con la función de no caer sólo en la palabra y generando una profundidad diferente. Los actores, a partir de sus movimientos, denotan la idea de muñecos, marionetas, seres manejados por otros, inclusive en ciertas ocasiones, esperan a que el autor (Henrik Ibsen) les de una indicación para continuar con su trabajo. Ellos en reiterados momentos le reclaman al autor por los sucesos que están viviendo, sobre todo en el caso de Nora, como por ejemplo cuando dice ciertas frases como: “Me hace vivir en el limbo y ese limbo es un infierno” “¿Qué barbaridad me hace decir?” “Que el fin sea coherente” “Usted no se atrevió a todo”.
Ibsen en su obra “Casa de muñecas”, se preguntaba sobre el vínculo social entre el hombre y la mujer, hoy a partir de la obra en análisis, nos preguntamos cómo es el vínculo entre el autor y los personajes. Teniendo en cuenta lo analizado hasta el momento, podría verse en el vínculo del autor hacia los personajes una postura de ser creador, apartado, superior a ellos. Tomando los estudios realizados por Valle Inclán, podría decirse que Ibsen se encuentra “levantado en el aire”, donde él no se cree hecho del mismo barro que sus muñecos. Esta noción de ser distinto se puede apreciar en la obra hasta el final. Muchas veces, se encuentra a los costados de la escena, mirando de reojo, otras veces de espaldas, tanto al público como a los personajes. Él es el creador absoluto, ser superior que a partir de los acontecimientos dados, va guiando a los personajes por el rumbo que desea. Este personaje/autor no se mezcla emocionalmente con lo que sucede. Teniendo en cuenta estos conceptos, los personajes funcionan como objetos simbólicos, manejados, maniobrados por el ser creador. Marionetas que hacen y dicen lo que el autor quiere.
En la puesta en escena de “Querido Ibsen: soy Nora” se realiza un trabajo visual con respecto a las sombras. Los personajes se ven reflejados en las paredes, sobre todo la del fondo, de una manera distorsionada. Cuerpos con movimientos extraños, fragmentados, varias veces con sus brazos levantados. Las sombras aparecen como un potenciador de la idea de marioneta, un doble discurso, una ambivalencia de sentido, escenas paralelas entre lo que sucede con los actores y lo que sucede con las sombras de ellos.
Edward Gordon Craig en su escrito “La Supermarioneta contra el actor”[4] realiza un estudio sobre el accionar de los actores, relacionándolo con una marioneta o títere. Craig dice que tal vez los títeres vuelvan a ser el medio de expresión fiel de los pensamientos del autor, ya que considera que el actor no debe estar influenciado por sentimientos de debilidad. Teniendo en cuenta este concepto y relacionándolo con la puesta de Lang, vuelve a aparecer la idea de marioneta y de creador. Es el autor que a partir de la creación instantánea, va manejando los hilos de la obra. Una forma de transmitir directamente lo que el autor desea. Sin embargo, en ciertas ocasiones, los personajes se revelan ante este dominio, intentando liberarse, sobre todo en el caso de Nora.
Concluyendo con el análisis de la puesta en escena de “Querido Ibsen: soy Nora” con dirección de Silvio Lang,  teniendo en cuenta los estudios realizados anteriormente, existe un manejo del autor/actor hacia los personajes tomados como marionetas. Una intensidad plástica inusual en los comportamientos de los actores, generando la idea de poder creador ante el personaje de Henrik. Un autor/actor que a partir de su cuerpo y sus gestos, arma a su gusto la obra, dando permanentes indicaciones a los demás personajes. No sólo aparece como creador por sus gestos, y por los gestos de los demás personajes, sino también por haber escrito el texto en cuestión. A su vez, el trabajo de las sombras, generadora de imágenes distorsionadas, fragmentadas, no reales, de cuerpos que no son cuerpos, atribuyen a la idea de personajes/marionetas. Es Henrik Ibsen el creador absoluto, y son los demás personajes, sus títeres, quienes a partir de sus acciones completarán los deseos del autor.












BIOGRAFÍA

*Ibsen Henrik, Casa de muñecas, Alemania, Editores Mexicanos Unidos, S.A., 1981.

*Craig, E. G., El arte del teatro, Traducción de Marguerita Pavía, México, Grupo Editorial Gaceta. 1995.

*Fischer Erika, Semiótica del teatro, “El código teatral como sistema”, Ed. Arco Libros S.A., 1999.



[1] Ficha técnico artística/ Autoría: Griselda Gambaro/ Actúan:Patricio Aramburu, Belén Blanco, Edgardo Castro, Pablo Cecere, Ezequiel Díaz, Pochi Ducasse, Esteban Masturini, Victoria Roland/ Vestuario: Renata Schussheim/ Escenografía: Gonzalo Córdova/ Iluminación: Gonzalo Córdova/ Música: Pablo Cecere/ Entrenamiento corporal: Alina Folini/ Asistente de producción: María Ines Sovanni/ Prensa: Tommy Pashkus/ Producción: Miriam Bendjuia/ Colaboración artística: Alina Folini/ Dirección de arte: Renata Schussheim/ Dirección: Silvio Lang/ Año 2014.
[2] Ibsen Henrik, Casa de muñecas, Alemania, Editores Mexicanos Unidos, S.A., 1981.
[3] Fischer Erika, Semiótica del teatro, “El código teatral como sistema”, Ed. ArcoLibros S.A., 1999.
[4] Craig, E. G., El arte del teatro, Traducción de Marguerita Pavía, México, Grupo Editorial Gaceta. 1995.

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